Entrender las autolesiones más allá del dolor físico
Psicóloga Karen Michelle Flores Barbosa

Las autolesiones representan una problemática de salud mental cada vez más visible, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Este comportamiento, caracterizado por infringir daño físico de manera intencional pero no suicida, suele ser una manifestación de sufrimiento emocional profundo y una forma de afrontamiento frente a situaciones de angustia, ansiedad o vacío.
En la actualidad, las autolesiones son un tema rodeado de malentendidos, lo que dificulta su detección temprana y la búsqueda de apoyo. Este artículo tiene como objetivo ofrecer una visión sobre las causas, manifestaciones y abordajes posibles para entender mejor este fenómeno desde una perspectiva clínica y social. Comprender el fenómeno de las autolesiones, especialmente los cortes voluntarios en la piel (cutting), ha dejado de ser un tema oculto. Cada vez más adolescentes y adultos jóvenes recurren a esta práctica como forma de lidiar con emociones difíciles. Según datos recopilados por Mental Health America y la Clínica Mayo (2024), al menos un 15% de los adolescentes han practicado una forma de autolesión no suicida y muchos lo hacen en secreto, sintiéndose avergonzados o incomprendidos.
Contrario a lo que algunos piensan, la mayoría de las personas que se autolesionan no quieren morir. De hecho, el cutting solo suele ser una forma de “sentirse vivo”, de expresar el dolor emocional. También puede funcionar como castigo, una forma de descargar culpa o controlar sentimientos que parecen abrumadores. Estos adolescentes suelen tener un dolor emocional profundo, se sienten comprendidos y la manera de sacarlo es por medio de autolesiones.
Desde el punto de vista psicoanalítico, esta acción puede interpretarse como una manifestación de la pulsión, ese empuje interno que, según Freud, nos mueve a buscar placer o descargar tensión. En el caso del cutting, la pulsión no encuentra una vía simbólica adecuada como el habla o el juego, por lo que se encarna en el cuerpo. El dolor físico funciona como descarga de una tensión psíquica insoportable.
Las representaciones del corte en términos simbólicos puede ser una separación: entre el adentro y el afuera, entre lo que se puede decir y lo que se reprime. En algunos casos es una forma de “volver a tener el control” sobre algo, aunque sea de su propio cuerpo, cuando el mundo emocional parece confuso.
Quienes se autolesionan suelen tener en común sentimientos de vacío, angustia y culpa. Muchas veces se trata de adolescentes que han tenido situaciones difíciles como abuso, negligencia, bullying, rechazo o no encontrar la manera de expresarse. El entorno familiar y social también juega un papel crucial, la falta de espacios donde se valide lo emocional, el exceso de exigencia o el silencio frente al sufrimiento infantil pueden ser factores que favorecen estas conductas.
Además, las autolesiones suelen ocurrir en silencio. Muchas personas que se cortan aprenden a ocultar las heridas, a usar ropa que las cubra, a sonreír mientras por dentro están lidiando con un gran sufrimiento. Por eso, es fundamental aprender a identificar ciertas señales de alerta que pueden demostrar que alguien cercano está atravesando una situación difícil.
Uno de los signos más visibles es el uso constante de ropa de manga larga o pantalones incluso en climas calurosos. Esta es una forma común de esconder las marcas en brazos, piernas y abdomen. Asimismo, es importante estar atentos a la presencia de objetos punzantes como navajas, cúteres, agujas o vidrios rotos entre las pertenencias de la persona, especialmente si no tienen una justificación clara.
En el plano emocional, pueden observarse cambios repentinos de humor, aislamiento social, dificultad para expresar lo que sienten o una baja autoestima marcada. Algunas personas que se autolesionan también presentan alteraciones del sueño, irritabilidad, llanto frecuente o un discurso negativo sobre sí mismas. Otras veces, se trata de adolescentes que parecen estar bien en la escuela, pero se aíslan en casa.
En menores o jóvenes, es común que oculten las heridas diciendo que fue “un accidente”. La repetición de “accidentes” parecidos debe despertar la tensión, especialmente si la persona se muestra evasiva al respecto.
Desde esta perspectiva, el psicoanálisis entiende las lesiones como un lenguaje alternativo. Un acto no solo impulsivo, sino profundamente significativo, aunque a menudo inconsciente.
La acción de apoyo se lleva mediante un proceso analítico, no se trata de intentar “quitar el cutting” de inmediato, sino de escuchar qué función cumple. A través del vínculo con el terapeuta, el paciente puede comenzar a poner en palabras lo que antes solo podía manifestar con cortes. La relación transferencial, es decir, el modo en el que el paciente revive sus relaciones pasadas en el espacio terapéutico, es clave para resignificar el dolor y construir nuevos modos de simbolización.
El analista no juzga, sino que acompaña el proceso de exploración del deseo, del goce implicado en la herida, de las marcas del pasado que se repiten en el cuerpo. Esto puede ser largo y requiere compromiso, pero abre la posibilidad de un cambio duradero no solo en la conducta, sino en la manera de habitar el propio mundo interno.
El papel de la familia es fundamental en el proceso de acompañamiento y recuperación de una persona que se autolesiona. Sin embargo, este tipo de situaciones puede generar confusión, angustia y sentimiento de culpa en los familiares, lo que hace necesario actuar con sensibilidad, comprensión y orientación adecuada, ya que juzgar o minimizar el sufrimiento solo agrava el aislamiento de la persona.
Las autolesiones no son una moda ni un acto superficial, son una señal de dolor emocional profundo que merece ser atendido con respeto, sensibilidad y profesionalismo. La comprensión por parte del ambiente familiar, el acceso a una atención adecuada y la eliminación del estigma en cuanto a la salud mental son pasos fundamentales para ayudar a quienes atraviesan esta difícil situación.
Desde el psicoanálisis, comprender el “cutting” implica mirar más allá de la herida visible, se trata de explorar los conflictos inconscientes que se juegan en cada acto y las formas en que el dolor busca hacerse oír. El tratamiento ofrece un espacio donde el sufrimiento puede empezar a tramitarse de otro modo, donde el cuerpo ya no tenga que ser el único que sufre.
Referencias
Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA): “Self-harm and Psychoanalysis”
Carrillo, A. M. (2018). “La autolesión como acto de significación”. Revista Mexicana de Psicología. Scielo.org.mx
Self-injury/cutting—Symptoms and causes. (s. f.). Mayo Clinic. Recuperado 14 de julio de 2025, de https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/self-injury/symptoms-causes/syc-20350950
Self-injury (Cutting, Self-Harm or Self-Mutilation). (s. f.). Mental Health America. Recuperado 14 de julio de 2025, de https://mhanational.org/conditions/self-injury-cutting-self-harm-or-self-mutilation/
Las autolesiones representan una problemática de salud mental
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